Nuestro Sello

Estamos viviendo como planeta un momento global de incertidumbres y vulnerabilidad, lo que genera en los niños emociones profundas que requieren de contención y acompañamiento. La agroecología nos habla de esperanza, de regeneración y restauración y le da a los niños y niñas el poder para hacer su aporte a la vida para un planeta sustentable.

Hoy más que nunca necesitamos un tipo de educación que permita que los niños crezcan en la total comprensión de la naturaleza de la cual son parte, conscientes de la interdependencia que existe entre todo,  lo vivo y lo inanimado,  desde el punto de vista biológico, emocional y espiritual.

Desde preescolar hasta cuarto medio, niños y niñas aprenden a cultivar los huertos de los diferentes ciclos educativos. El modelo contempla la planificación, la reflexión y la incorporación de conocimientos transversales desde las practicas y procesos que ocurren en los huertos. La colaboración entre diferentes asignaturas en los espacios naturales enriquece la experiencia educativa y despierta la capacidad de observación, la sensibilidad, la curiosidad científica que llevan a aprendizajes significativos que sirven para la vida. La naturaleza en su distintas expresiones también nos inspira a volver a la contemplación y a la creación artística.

El aporte que nos entrega el vivir procesos naturales como plantar una semilla y acompañar su desarrollo hasta poder comer sus frutos, nos enseña valores como la paciencia y la perseverancia, tan necesarios en una sociedad que vive de la inmediatez. La profunda emoción que nos genera acompañar la gestación de un animal hasta el nacimiento de su cría, fortalece el respeto por la vida de todos los seres y su bienestar. Estas experiencias trascendentales van formando un ser humano integral en conexión con su entorno y con los demás seres vivos.

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